La lluvia sigue cayendo.
El golpeteo de las gotas, espesas, genera un ritmo delicioso... hipnótico. Y me es inevitable el deleite.
El viento silba en los estribillos, y la frescura del ambiente es una caricia al alma. Y me dice que todo va a estar bien.
Los ojos cerrados, mas abiertos que nunca. Repaso mi vida... hay tantas cosas que cambiaría. Creo que todo. Ahora lo puedo ver.
Mi boca entreabierta. Por ella puede entrar el sabor a muerte que emana de algún lado. Jamás fui tan consciente de mi cuerpo como ahora. Quizás lo extrañe.
Mi respiración cada vez mas débil. Mi pecho se llena de aire. Mi rostro se humedece de lágrimas. Mi pecho se vacía. El dolor no cesa... aun.
No quiero morir, pero tampoco quiero vivir así. Tiré la moneda, y salió cara. Si salía seca iba a hacerlo igual. ¿Para qué estirar la agonía? Desde que se fue ella, nunca dejó de dolerme el corazón.
Y acá voy, a sus brazos.
Ya voy amor, esperame un poquito mas.
Que la lluvia sigue cayendo.
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