domingo, 4 de septiembre de 2016

Día 10 - "El Oráculo que no sabía decir culo"

Según la mitología griega, existía entre los Oráculos uno que estaba maldito. Se sabía que el Oráculo de Flandris (una pequeña ciudadela construida alrededor del Templo) era el más efectivo de todos. Nunca erraba sus predicciones... eran perfectas. Pero tenía un inconveniente insoslayable, que como se imaginarán, era el no poder decir la palabra "culo". Por lo que cada vez que tenía un vaticinio que incluía esa parte del cuerpo, decía otra palabra, y por supuesto, no acertaba.

El caso más famoso fue el de Protos, el héroe de Papira, el de una sola oreja. Por envidia de los dioses, pues todas las ninfas se enamoraban de él, fue desafiado a matar al Leon de Nemea (antes de que lo agarre Heracles). Si no lo lograba matar, sufriría una tortura eterna. 

Protos fue a ver al Oráculo de Flandris, ya que se sabía el mas perfecto, quien le dijo: "No lo podrás matar. Y tu castigo será que te picará sin cesar la oreja". Protos, salió apesadumbrado por el vaticinio, pero su instinto de héroe lo obligó a seguir. 

Fue donde el León de Nemea, quién lo atacó rápidamente, pegándole un zarpazo justo en su única oreja. Lo que resultó un repentino y sorpresivo alivio para el héroe, ya que podía huir y recibir el castigo sin problemas, total, la oreja que le iba a picar estaba en el suelo. Y sin dudarlo, corrió.

Como podrán imaginar, el oráculo no quiso decir "oreja", sino "culo", por lo que toda su vida Protos estuvo con una picazón insufrible en el totó, castigado por la envidia de los dioses.

De ahí el famoso proverbio griego "Si te pica la oreja, debe ser envidia..." 


miércoles, 17 de agosto de 2016

Día 8 - "Para reflexionar..."

-No entiendo.
-Que si el talle L no te entra, quizás te convenga un XL. 
-¿Uno mas chico? No entiendo, disculpá.
-No no, un XL... uno mas grande. 
-Pero XL no es mas grande que un L, es mas chico.
-No, estas confundido... el XL es mas grande que el L.
-No, vos debes estar confundido. Capaz te referís a un talle LX, no XL.
-Me estas cargando, ¿no? Yo estoy trabajando, no puedo perder el tiempo asi.
-No te estoy cargando. Y hablame bien, porque soy un cliente y necesito un talle mayor al L, y ya me estás cansando de tu boludeo.
-Flaco, a ver... El XL es mas grande que el L, ¿de donde saliste acaso?
-De Italia, ¿que tiene que ver?
-Para... ¿Italia?¿Roma?
-Claro.
-Ah, ahora entiendo todo. Ya te traigo un número mas. 






martes, 16 de agosto de 2016

Día 7 - "Día 7"

Se agachó. No es necesario decir quien. Cortó una flor. No es necesario decir cual. Caminó hacia ella. No importa quien es ella. Pero no se la dio. No sabemos por qué. Continuó su camino mirando al piso. No interesa si una lagrima se le escapó. Pasó un auto a mucha velocidad...

La flor quedó aplastada en la calle. 

Ella lo siguió besando, sin saber que le había salvado la vida cuando le agarró del brazo  y lo atrajo hacia si misma. No es necesario saber nada mas. Esta historia no tiene un final...

lunes, 15 de agosto de 2016

Día 6 - "Un atardecer"

Al borde de la cama se encontraba ella, tomándolo de la mano, con los ojitos entreabiertos. Siempre estaba al lado de él. Y mas aun en ese momento...

Él la miraba. Sus dolores jamás podrían evitar que él la admirase así. Ella le parecía lo mas hermoso del mundo. Esa manera en la que estaba combatiendo el sueño le encantaba. Ella era muy combativa en general... toda la vida luchando. Incluso, luchó para estar con él. Y por eso la amaba. Y sabía que eso era correspondido.

La melancolía. Una de las características de los atardeceres.


Ella estaba somnolienta, cansada de tanto estar despierta. Fue un día intenso, una semana intensa. Una vida intensa. Pero además de intensa, linda. Porque ella lo encontró, y él la encontró a ella. Y no hubo ni un solo día que no se hayan disfrutado. Correr, cantar, bailar... luchar codo a codo. Ella siempre dijo que lo bueno de remar en dulce de leche, es que la victoria es dulce, y le podés pegar un lengüetazo al remo al final. Pero bueno... ya estaba cansada.

El cansancio. Una de las características de los atardeceres.


Él la vio cabecear un par de veces, y sonrió. Era hermosa incluso hasta con la boca abierta. Pensó de repente que ya estaba listo para irse, y cerró los ojos... sin dejar la sonrisa que le había causado ella.

La disminución de la luz al caer el sol. Una de las características de los atardeceres.


Ella no se dio cuenta que él aflojó la mano de la cual se estaban tomando, porque cayó dormida. Pero lo curioso es que ella nunca más se despertó. Se fue con él, de la mano, como siempre.


La unión para siempre. Una de las características del amor...

domingo, 14 de agosto de 2016

Día 5 - "El secreto de Bach"

Johann Sebastian Bach fue un compositor del periodo Barroco, muy conocido hoy en día, ayer en día, y siempre en día en realidad. De hecho, muchos dicen que su obra fue la cumbre de la música barroca (bueno, muchos... lo dice Wikipedia), y que en ella se destaca su profundidad intelectual, perfección técnica y belleza artística. Me imagino que muchos de ustedes ya estarán suponiendo a que viene todo esto... Una ayuda: No, no es Marama.

Dicen también que fue el último gran maestro del contrapunto, y fue la inspiración de otros grandes compositores, como Mozart, Mendelssohn y el mismísimo Piazzolla. No, se equivocan... nada que ver con Justin Bieber.

En primer lugar, estoy trayendo a Bach porque su preludio de Cello Suites es uno de mis temas favoritos, y se los recomiendo fuertemente. Y en segundo lugar, porque descubrí después de largas horas de meditación intensa que este gran personaje tuvo un secreto. Un gran secreto que solo los masones pudimos develar. Es el de su supracapacidad por encontrar y desarrollar otros ritmos futuristas de mucha masividad. Algunos estarán pensando en Romero Santos... y yo les digo que ¡si! Están en lo correcto.

Nuestro querido Bach no es otro que el inventor del género musical que conlleva su nombre: Bachata. Ese es su gran secreto según nuestros estudios.

Por lo que, antes de decir pavadas como que la bachata es basura, investiguen un poco mas...

miércoles, 10 de agosto de 2016

Día 2 - "El problema del Principito."

Nuestro querido Principito tenía un gran problema. Por supuesto, no fue narrado en la bella historia de Saint-Exupéry, ya que no era algo muy bonito. Sin embargo, era muy normal.

El tema era que cada vez que El Principito se tiraba un gas, le pegaba de lleno en la cara. Claro, el Asteroide B 612, su planeta, era minúsculo, y el gas tardaba segundos en dar la vuelta completa al planeta, proporcionándole una paliza olfativa de grandes magnitudes. Cansado ya de que sus pedos salgan por un orificio y entre por otro, un día decidió intentar hacer algo al respecto.

El primer día intentó correr la cara apenas largara la cuestión, pero resultó ser demasiado ancha para evadirla.

El segundo día intentó girarse sobre su propio eje unos 180 grados, dejando que la colisión ocurriera de espaldas. Se encontró con que la estela no se iba tan rápido, así que igualmente se lo tuvo que fumar.

El tercer día intentó solo girar unos 90 grados, quedando de perfil a ambas zonas de peligro. Sin embargo, esto tampoco sirvió, ya que cada orificio nasal apuntaba para cada perfil, fumándose entonces los dos extremos de la susodicha inconveniencia gástrica.

El cuarto día no se tiró ninguno.

El quinto día decidió agacharse velozmente, para que el viento le pase por encima (había leído que el aire es mas pesado que el gas). Decidió al instante no hacerlo nunca mas, ya que el esfuerzo de agacharse le hizo contraer el intestino nuevamente y de una forma mas violenta, ocasionando entonces una doble fumada. ´No se animó a probar el salto, ya que el esfuerzo es aun mayor.

El sexto día se tiró al piso, boca abajo, y descubrió la solución al problema: "Gas que se va para arriba, salud en las papilas olfativas." (frase muy utilizada en su planeta a partir de ese día).

Y el séptimo día, descansó...

lunes, 23 de mayo de 2016

"Naaa que verde, ¡rojo!"

Yo soy de los más tímidos de la clase. Ya sé que todos me quieren, que soy buen compañero, y que todos dicen que soy re bueno. Pero bueno, soy tímido, y eso me juega muy en contra. A las chicas les gusta los chicos copados, como Gonza o Mati... yo soy más tirando a Elías, pero menos gracioso. Admiro mucho la capacidad que tiene Elías para hacer reír a los demás. Y creo que por eso somos tan buenos amigos.

Sin embargo, hoy no vino al cumple. Estamos todos menos él... y yo me siento como un poco solo. O sea, me integro con los chicos, nos reímos, hablamos de las chicas... todos saben que a mi me gusta Ceci. Y todos saben que a Gonza le gusta Ceci. Pero lo peor, es que todos saben que Ceci esta de novia con un chico de la secundaria. Nosotros no tenemos ni chances, somos chicos de séptimo. Yo me conformo con su risa, no pido nada mas.

De repente me encuentro jugando al semáforo. No sé muy bien las reglas, pero por lo que veo (soy muy observador), los chicos se ponen en fila, van pasando las chicas, y nosotros las paramos como si fuéramos un semáforo, y le tenemos que decir un color: Verde para un beso en la mejilla, Amarillo para un piquito, y Rojo para un beso posta. A mi jamás se me hubiera ocurrido decirle a ninguna otro color que no sea verde.

La veo a Ceci en la fila, detrás de Mery. Mery es una chica preciosa, de ojos verdes, muy simpática y buena, y super graciosa. Pero demasiado atrevida para mi gusto. Yo estoy muy nervioso por el verde que le voy a decir a Ceci... un beso en la mejilla de ella podría hacerme parar el corazón.

"Verde", le digo a Yani. Me da un beso en la mejilla tan dulce como olvidable. Era por su posición relativa... 3 antes de Ceci. Sino hasta tal vez me gustaba.

"Verde", le digo a Sil. Me da un beso rápido en la mejilla, su interés está en Nico. Solo falta Mery, y después...

"Verde", le digo a Mery, casi temblando de miedo.

Y mis labios sintieron por primera vez el calor de un beso. Y mi cuello fue rodeado por sus brazos. Y en mi mente solo retumban sus palabras...

Fin. Bah, principio.









A lo que me refiero...

Hoy es una buena noche para escribir.

A ver, a lo que me refiero es que el hecho de no tener que estudiar algo específico para dentro de poco me da la libertad de tomarme este rato. No es que cuando estudio no es un rato para mi, a lo que me refiero es que tengo tiempo verdaderamente de perder el tiempo escribiendo. Bah, perder el tiempo... a lo que me refiero es que lo puedo perder en lo que sea, y decido invertirlo en escribir para mi. no solo para mi, para ustedes también. Escribir en general, no se si me explico. A lo que me refiero es que como yo no suelo escribir para nadie en particular... directamente escribo y me salen las palabras una por una. A veces, después, las borro una por una, pero solo para luego, después, escribir otras. A lo que me refiero es que escribo de una manera poco convencional, dejando de lado un poco la clásica temática axial, y tan solo dedicándome a vomitar y ver qué pasa. Vomitar en un sentido figurado, y poco preciso la verdad, A lo que me refiero es que el escribir sin pensar te permite sacar todo lo de adentro. Es como agarrar la punta del ovillo y tirar, y tirar y tirar. El ovillo cambia de color, de forma, de textura, de color (que ya lo escribí, pero lo escribí de nuevo, y lo borré, pero lo reescribí porque me parecía que quedaba surrealista).

Acabo de escribir un párrafo re fiero. No éste. A lo que me refiero es que me refiero al párrafo anterior a éste.

La gente está re loca chabón.

lunes, 2 de mayo de 2016

La primera vez

Caminaba, con paso firme, por esa vereda de baldosas añejas. Las hojas amarillas brillaban un poco mas por el reflejo de ese sol otoñal, que casi no había aparecido en toda la semana. Sin embargo, el resplandor parecía no hacerme efecto. Ni aunque hayan sido llamas devorándome las piernas me hubiera captado la atención. No en ese momento.

Caminaba, con paso firme y mirada perdida, por esa vereda de baldosas agrietadas. Las hojas amarillas crujían debajo de mis alpargatas. Sin embargo ese crujir parecía mudo, como el otoño en aquellos lugares mágicos, desconocidos aun por el hombre. E incluso, como en aquellos lugares mágicos, conocidos por el hombre... el hombre sordo en esencia. Como yo en ese momento, que podrían estar gritando miles de niños por ayuda, y yo no los hubiera escuchado.

Caminaba, con paso firme, mirada perdida, y de manera ridícula, por esa vereda de baldosas desgastadas. La humedad que dejaron las lluvias incesantes de ese extraño Abril formaba capas resbalosas, peligrosas para caminar normalmente, ideales para reírse del uno mismo. Pero los movimientos bruscos no me sacudieron en realidad. Podría haberme caído de nuca y no haberme levantado nunca mas, y no darme cuenta de aquello.

Caminaba, con paso firme, mirada perdida, de manera ridícula y hasta incluso, tiernamente. Porque mi rostro era una pintura de Van Gogh, con expresiones indefinidas y variantes. Parecía estar muerto de miedo, y corajudo a la vez. Seguro e inseguro. Calmado y nervioso. Parecía estar ahí, y a la vez ausente. Pero no estaba ausente. Estaba en ese rinconcito de la mente tan poco frecuentado... ese rinconcito que algunos llaman felicidad, repitiendo una y mil veces lo que en la siguiente cuadra iba a tener que exteriorizar...

Porque nunca es fácil decirle "te amo" a la mujer que amas.

Y menos la primera vez...