viernes, 10 de marzo de 2023

Ley de atracción

Mi pobre electrón,

en tu danza perpetua y solitaria,

Deseas con fervor el amor del protón,

que te esquiva, te evade, te esfuma en la nada.


Tu corazón de partícula elemental,

late con intensidad por su compañía,

pero el protón, indiferente y esencial,

no corresponde a tu pasión y armonía.


En tu celoso afán por su cercanía,

sientes envidia del neutrón que lo abraza,

y esa amarga emoción se vuelve en agonía,

al ver que en su abrazo, el protón se equilibra.


Así, sigues tu camino en soledad,

anudando en tus giros la ilusión perdida,

hasta que en un acto desesperado,

te lanzas al núcleo y provocas la sacudida.


Tu amor desesperado, a falta de sentimiento,

provoca la fisión, la destrucción sin tregua,

y aunque tu corazón queda en sufrimiento,

al final el protón se aleja, en una partida ciega.


El amor a veces duele, como una rosa,

que se clava sutil en el alma herida,

y cuando no logra unirse a su prosa,

provoca la fisión y su cadena destructiva.


Así es el amor, mi pobre electrón,

que en su lucha por la unión, puede causar la ruina,

pero siempre vuelves, con su llama encendida,

buscando en la oscuridad, su luz divina.

 

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